abel La Vía Escénica: PROGRAMA DE MANO (por Miguel A. González)

viernes, 14 de noviembre de 2014

PROGRAMA DE MANO (por Miguel A. González)



Él es don Juan Tenorio, pero en realidad se llama Daniel. Tiene una cicatriz en el abdomen y un lunar en el pómulo izquierdo. Ah, no es cierto, ángel de amor… Más rubia que el trigo en junio es doña Inés. Le fascina el color azul, estornuda cuando le da el sol en los ojos y su verdadero nombre es Lourdes. Callad por Dios, oh, don Juan, que no podré resistir…

Con vosotros, Irene: 25 primaveras, no puede vivir sin música, es una devoradora de pizzas y su flor favorita es la amapola. Junto a ella está Fran: 36 otoños y mismas aficiones, salvo la amapola, quizá. Ahí los tenéis: Maria y Tony en el West Side Story. Tonight, Tonight, the world is full of light…
Aquí está Marta, adolescente apenas. Tiene los ojos de un gato siamés y si le dices el día en el que naciste te responderá, sin dudarlo un instante, qué día de la semana era. Pero ahora no, porque su memoria está en otro lado. Está a punto de salir a escena a recitar Neruda. Soy el tigre. Te acecho entre las hojas anchas como lingotes de mineral mojado…

Ellos son David, Teresa, Ángel y Ángela. Adoran ir al cine, más aún si en la cartelera hay alguna de Pixar y pueden pedir las palomitas tamaño gigante. A David le gusta el mar, a Ángela la montaña. A Teresa, One Direction, a Ángel, Amaral. A ellas la Fanta naranja, a ellos la Coca-Cola. Ahora están en silencio, concentrados. Son cuatro cisnes blancos a punto de bailar en el lago de Tchaikovsky.
Estos dos son Raquel y Julián. Raquel se sabe las capitales de todos los países. Julián, en cambio, puede decirte la marca y el modelo de cada coche que ve pasar por la calle. Ambos están maquillados y llevan puesta la nariz roja, bien sujeta, con la goma elástica pasándoles justo por encima de las orejas. Como debe de ser.

Ahora le toca el turno a Matías. Metro noventa y cinco. Cuarenta y siete de pie. Le encanta dibujar árboles con y sin hojas y casas con chimeneas torcidas de las que salen largas filas de nubes de humo. Hoy se atreverá con el Nessun dorma de Puccini. En su casa siempre está sonando ópera. ¿Cómo evitarlo? Vincero… Vincero…
Y si abríamos con una escena de amor, con otra escena de amor cerraremos. Cintia y Carmen no quería ser menos. Cintia Julieta, que adora los documentales de leones y gacelas casi tanto como saltar en un charco con las botas de goma, está nerviosa, repasando su texto. ¿Quién eres tú, que así envuelto en la noche sorprendes de tal modo mis secretos? A Romeo Carmen, en cambio, lo que más le gusta es contemplar la luna llena, casi tanto como hacer castillos de arena en la orilla del mar. También nerviosa, murmura unas palabras… Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo…


Ya lo veis… Variedad, diversidad, pluralidad… Un elenco pintoresco, ¿no es cierto? Pero lo que todos y todas tienen en común es que son especiales. Y no nos referimos a su discapacidad psíquica o intelectual. Son especiales porque, esta noche, volverán a ser artistas sobre este escenario… Disfruten pues del espectáculo. ¡Y apaguen sus teléfonos móviles!






Miguel A. González

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